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¡Sembremos esperanza! Fundación Comunidad 21 años.

Hemos sembrado, hemos escuchado, nos hemos puesto muy muy atentos a lo que quiere emerger. Seguiremos este fundamento en todo lo que hacemos, pero hoy a 21 años de fundada, Comunidad A.C., quiero hablar de las cosechas.

Primero quiero aclarar, podemos preparar la tierra, sembrar la semilla, proteger de algunas amenazas, atender cuidadosamente y con cariño como va creciendo la planta, pero lo que crece es el resultado de muchos factores y actores, y una parte mística mas grande de cualquier de nosotros, pero nuestros manos y nuestra contribución es esencial.

Tal vez en los próximos años habrán importantes transformaciones, muchos hablan de un salto cuántico o una ola de cambio de conciencia y en consecuencia nuestra forma de habitar la tierra. Pero nada de eso puede ocurrir si no cuidamos las cosas pequeñas; hay que celebrar hasta los fracasos que conforman nuestra creciente sabiduría colectiva. No hay forma de crecer sin fracasos. Y también celebrar las pequeñas cosechas hermosas, el nuevo mundo nacido en miniatura.

Hay personas y grupos en nuestro rebaño que dan luz y esperanza. La esperanza, ese sentimiento y apreciación que parece retar a la lógica corriente y el estado de animo preponderante en momentos confusos, tumultos; pero sin ella no hay camino.

La esperanza es una cosecha que vemos en los proyectos que la fundación ha tenido el privilegio de acompañar: niñas y niños en la vía de Huehuetitla, en Santo Domingo Ocotitlán y Amatlán, en Patios de la Estación, en el Texcal, en los muchos grupos que congregan en la Casa Comunidad. Mi habilidad de posponer las recompensas de mis acciones e invertir en el futuro dependen totalmente de mi conexión con ese efímero y difuso, pero cálido concepto de la esperanza. ¡Sembremos esperanza!


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