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10 años del Fondo Jóvenes


En este año el Fondo Jóvenes cumple 10 años de impulsar proyectos de grupos de jóvenes organizados para incidir y trabajar por el bien común de los espacios que habitan. Las propuestas son creativas, proactivas y propositivas. Algunos colectivos han perdurado y buscan estrategias de autogestión con el animo de continuar sosteniendo sus proyectos. Para nosotras/os es importante celebrar los diez años de forma conjunta con espacios de dialogo y encuentro para escuchar las voces de las y los jóvenes, sus preocupaciones e ideas que permitan construir un mundo posible que nos incluya a todas y todos.


Tras su convocatoria 2018-2019, sus conversatorios, foros y talleres de formación y seguimiento, e incluso con la celebración de sus primeros 10 años de por medio, el Fondo Jóvenes de Fundación Comunidad aún sigue en vías de definir sus límites y sus alcances. Creo que el hallazgo en estos meses de trabajo fue descubrir que si la Fundación logra ser aliada –además de donataria- de las/os colectivas/os apoyados puede tener mejores posibilidades de no rezagarse y potencializar su trabajo comunitario.


Al hacer referencia a la palabra alianza, me refiero a algo cercano a la confianza y a la amistad, a una relación entre la Fundación y las colectividades mediada no sólo por el factor económico y/o la obtención de recursos, sino por las ganas de crear y avanzar –en mayor o menor medida, desde luego- en conjunto. Este año la Fundación justamente intentó llevar a cabo un proceso de este tipo. Por ello se confomó y se dió seguimiento al proceso por un Consejo Consultivo integrado por compañeras/os aguerridas/os y creativas/os en su labor comunitaria, artística, académica y con juventudes; y de allí las visitas a campo, la conformación de una ruta de trabajo en la que cada mes había al menos un encuentro o taller de formación con los colectivos beneficiarios de la emisión 2018-2019, y los foros o conversatorios públicos planeados y organizados por los propios colectivos.


Si bien la evaluación a esta apuesta de trabajo y convivencia seguramente varía entre los colectivos beneficiarios de este año, puedo asegurar que hicimos un gran esfuerzo intentando llevarla a cabo. De hecho, me atrevo a señalar que la mayoría de estos colectivos dieron un buen salto en el proceso de consolidarse en sí como grupos de trabajo, pues lograron hacerse de herramientas para identificar sus obstáculos y sus límites, detectaron o comenzaron a atisbar cómo hacer frente a sus problemas de comunicación y organización interna, y al final descubrieron o reafirmaron que sus metas y los medios para obtenerlas pueden ser asequibles. Incluso me atrevo a pensar que varios de ellos ahora se saben más fuertes y capaces de lo que se pensaban antes. Y si bien siempre está latente la posibilidad de que éstos grupos (u otros colectivos en general) se modifiquen a su interior o incluso se disgreguen, creo que las/os distintas/os integrantes de los colectivos beneficiarios de este año reafirmaron que es posible e imprescindible hacer grupalidad para poder cambiar la vida.


Rumbo a la siguiente convocatoria del Fondo, Fundación Comunidad ha confirmado que puede mirarse y saberse a sí misma como un posible espacio de encuentro permanente entre distintas colectividades. En paralelo a la búsqueda de fondos de inversión social, Fundación Comunidad se ha descubierto capaz de fomentar la interacción entre distintas juventudes organizadas, aunque ello conlleve una tarea por demás ardua y definitivamente permanente. Esta experiencia nos ha dejado varios aprendizajes y enriquecer nuestro quehacer. Estamos contentas porque en esta celebración se reunieron colectivos de jóvenes para pensar de forma conjunta, proponer estrategias de intervención comunitaria, generar sinergias organizativas en sus espacios, compartir sus preocupaciones, saberes y mostrarnos la riqueza del trabajo conjunto.


Gracias por acompañarnos y ser parte del Fondo Jóvenes sigamos sembrando semillas de dignidad y acción colectiva



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