Año de compartir experiencias, lecciones aprendidas en latitudes centroamericanas.
Jennifer Arias
Coordinadora de programas
En el mes de octubre Fundación Comunidad participó en tres eventos en las ciudades de Panamá y Antigua Guatemala. Esta experiencia es muy útil y valiosa para seguir construyendo canales de intercambio y reconocimiento de pares y del trabajo comunitario.
El primer evento en el que participamos fue el Foro de RedEAmérica donde se congregaron cerca de 25 organizaciones empresariales y comunitarias. Este evento se dividió en 14 actividades, entre ellas: workshops, ted talks y conversatorios. Esta metodología sirvió para circular las voces de las personas participantes.
El hilo conductor de las actividades giró en torno a los retos que enfrentamos ante las diferentes adversidades del devenir (económico, ambiental, cultural, entre otros). Con esta idea, reflexionamos sobre nuestras acciones e intervenciones comunitarias que impulsamos en nuestros territorios. Pero, además consideramos que es necesario impulsar acciones colaborativas que propicien el desarrollo comunitario.
En este evento participamos en el Conversatorio de Resiliencia, en él compartimos nuestra experiencia del proyecto Comunidades Unidas en Resiliencia y cuáles son los desafíos de trabajar de forma colaborativa. Los retos cada vez son más desafiantes, en los siguientes años, probablemente tendremos que impulsar este tipo de acciones. Así que tendremos que desarrollar más nuestras habilidades de gestión, de cooperación, de escucha asertiva y de diálogo.
El segundo evento fue el Foro de Donantes de Centroamérica (CADF 2024), el cual concentró a cerca de 1036 personas de diferentes organizaciones de Centroamérica, provenientes de 625 organizaciones. Se llevaron a cabo reflexiones en torno a “alianzas transformadoras”. Con este tema central, las organizaciones que participamos dialogamos sobre la importancia de impulsar acciones basadas en la confianza, la colaboración y la diversidad. A fin de promoverlas en nuestros ecosistemas (grupos de base, aliados, inversionistas sociales, órgano de gobierno, entre otros). En este sentido, nuestros esfuerzos en comunicar y ser transparentes en la gestión de los recursos es de vital importancia. Otro punto importante que se conversó en las diferentes mesas es la promoción de los derechos humanos y cómo mediante estas alianzas transformadoras podemos incidir desde diferentes niveles. Aún hay mucho trabajo que realizar, pero es muy gratificante y esperanzador reconocer a otras organizaciones que implementan acciones para un mundo más justo y digno.
Por último, asistimos a la Cumbre de Reciprocidad y Solidaridad como forma de resiliencia: Cómo aprovechar las prácticas de filantropía comunitaria en los territorios, compartimos nuestra experiencia de implementar el proyecto en la emergencia (Sismos 2017) y la experiencia del proyecto interinstitucional Comunidades Unidas en Resiliencia. Durante el encuentro escuchamos las experiencias del Adel de Morazán del Salvador y Adelasar de Honduras. Estas organizaciones nos comentaron el trabajo que implementan al desarrollar proyectos ante las emergencias. Conocer las experiencias de otras organizaciones es muy enriquecedor. En este encuentro presentamos un poco de los avances del Proyecto de Comunidades Unidas en Resiliencia y parte de la experiencia de Fundación Comunidad al implementar procesos de emergencia con un enfoque de Filantropía Comunitaria.
En cada uno de los foros, las reflexiones sobre cómo crear y establecer alianzas son de vital importancia para el contexto actual. El rol de las organizaciones de la sociedad civil como catalizadores y puentes de diálogo son necesarios en los territorios. Por ello, tomarnos un tiempo es una tarea indispensable para reflexionar y repensar nuestro quehacer cotidiano. Estos espacios nos nutren, nos aportan otros recursos, conocimientos y experiencias que nos permiten ver que hay otras organizaciones que trabajan en sus territorios con otras problemáticas.
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