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Comunidad en San Cristóbal

Miriam Miranda Trujillo

Coordinadora de Comunicación y Voluntariado Fundación Comunidad


San Cristóbal de las Casas es un espacio de intercambio comercial, social y cultural, en los Altos de Chiapas, un lugar donde podemos encontrar múltiples disparidades en cuanto a recursos financieros, además es un espacio de encuentro entre diversas comunidades indígenas del estado Chiapas. Un espacio habitado por nacionales e internacionales, donde podemos encontrar varias lenguas nutriendo el espacio sonoro de las calles, mercados y espacios públicos.


En este espacio multicultural, marcado por luchas sociales importantes de nuestro país y por líderes que caminaron al lado de las comunidades como lo fue Tatik Samuel, ahora por una gentrificación que se extiende por todo el país, especialmente en aquellos espacios denominados “pueblos mágicos”, es donde se encuentra la sede de Amigos de San Cristóbal, quienes generosamente nos recibieron para compartir algunas prácticas y herramientas que están implementando para impulsar el trabajo de base con algunos espacios comunitarios, y la filantropía comunitaria, en este contexto tan plural.


Vistamos el Hogar Comunitario Yack’l Antzetic A.C. (Mujeres Nuevas) en donde las personas que participan de este proyecto son mujeres que migran a San Cristóbal de comunidades indígenas de los Altos de Chiapas. En este espacio se impulsan acciones para que mujeres con embarazos no planeados puedan encontrar herramientas de autocuidado, puedan tener acceso a una gestación más cuidada y atendida y un parto humanizado. A través de charlas y talleres tienen acceso a información en torno a las distintas violencias y derechos. Y pueden capacitarse en telar de cintura para que puedan generar su propia economía.


También visitamos a la colectiva Mujeres y Maíz, que impulsa algunos huertos colectivos urbanos, como respuesta a la pandemia, en estos espacios colectivos mujeres e infancias se reúnen a capacitarse, a sembrar y cosechar el fruto de su trabajo, además de reunirse para generar lazos y redes de intercambio tanto de trabajo como de experiencias. Han creado de manera autogestiva un taller de telar, abierto a la comunidad; además de redes de colaboración con juventudes para embellecer su espacio. Reciben a grupos para compartir comida tradicional o visitan algunos mercados autogestivos locales, para vender parte de su cosecha transformada en alimentos preparados.


Una de las mujeres que participa en el huerto nos comentó: “venir al huerto, a trabajar, hace que deje de pensar en los problemas, puedo estar aquí con mis hijos y además de que generamos comida, nos sentimos felices”. Es decir, estos espacios además de promover la seguridad alimentaria, son espacios de sanación, necesarios ante las adversidades que enfrentamos como seres humanos.


El trabajo que realiza Amigos de San Cristóbal también está encaminado a promover la filantropía comunitaria, a través de diversos programas como es “Círculos de Dar”, “Empresa Amiga”, “Socio o Familia Amiga”, a través de ellos buscan que las personas que viven en la ciudad primero conozcan el contexto en que viven y, después, se animen a participar de manera activa. Esto lo pueden hacer de diversas maneras, aportando su talento, su tiempo, recursos financieros y siendo porta voces de la organización para invitar a más personas a sumarse.


Uno de los retos más grandes que enfrentamos las fundaciones comunitarias es la sostenibilidad y Amigos de San Cristóbal está impulsando diversas propuestas para lograr esto.


Pudimos visitar también algunos proyectos impulsados desde FASOL A.C. quienes cofinancian proyectos en diversas partes de México. Lucy una de las mentoras de Chiapas, nos recibió y nos llevó a conocer dos proyectos que se desarrollan dentro de la Facultad de Ciencias Sociales, de la Universidad Autónoma de Chiapas. El primero, es el huerto universitario donde colaboran estudiantes, personal académico, personal administrativo y personas voluntarias (vecinas/os de colonia o de otros espacios), este huerto es un espacio principalmente medicinal y con algunas hortalizas que son cosechadas por quienes lo necesitan, funciona como espacio de prácticas, de encuentro y de aprendizaje. El segundo, es el comedor universitario “Las Revueltas del Maíz”, un espacio con huerta propia, donde la comunidad universitaria puede adquirir un menú a un costo accesible, puede intercambiar trabajo por alimentos o puede cocinar para su autoconsumo. Además de realizar actividades artísticas y culturales, donde las juventudes se encuentran para organizarse, intercambiar y generar espacios más plurales. Ambos proyectos son impulsados de manera autónoma a la institución.


Regresamos con grandes aprendizajes y nuevas ideas para explorar y poner en práctica en nuestro trabajo en Morelos. Ver, escuchar e intercambiar saberes es indispensable para poder caminar junto a otras/os sin importar la latitud en la que estemos. Es sabernos acompañadas/os, saber que hay más hogueras encendidas en medio de la oscuridad y que un día esa luz contagiará a otras personas para sumarse a alguna causa, para hacer de este mundo un lugar mejor.


Agradecemos a Comunalia por impulsar estos intercambios entre fundaciones comunitarias; a todo el equipo de Amigos de San Cristóbal por compartir con nosotros su trabajo y sus retos; con el equipo de FASOL A. C., especialmente a Lucy quien nos llevó a recorrer los proyectos; y cada persona de los proyectos que compartió generosamente su testimonio de vida.


Como dice un querido amigo que retoma a Marcela Turati, “hay que contar estas historias de esperanza, ante el mundo tan hostil que vivimos”


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