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Sí se puede transformar un entorno



En septiembre del año pasado, un grupo de estudiantes de la Facultad de Estudios Sociales de Temixco (FEST) llegaron a Casa Comunidad un tanto temerosas/os y con la incertidumbre de qué significaba trabajar en colectivo y en comunidad. Con el tiempo, Jesús, Maylin, Leslie, Karen, Sarahi, Ana María, Maritza, Tania, Maryfer y Lucero fueron integrándose de a poco a los ritmos de trabajo de cuatro de los proyectos beneficiarios del Fondo Jóvenes 2018-2019: la Cooperativa El Remo, Colectivo Flor de Agua, Teocintle y Rueda de la Fortuna Teatro. Y, desde luego, también se asomaron a los retos, dificultades y luchas de estos grupos de jóvenes organizados. Nueve meses después, en mayo de este año, en el foro de presentación final de este grupo de estudiantes, escuché con gusto que se habían dado cuenta que valía la pena meter las manos en la tierra, el arte y la organización colectiva. Y fue así que concluimos este ciclo de prácticas comunitarias con este grupo de la FEST, con un agradecimiento por haber confiado en nosotras/os para dar lo que para ellas fueron sus primeros pasos formales en la aventura, el reto y la pasión de intentar hacer trabajo comunitario. Van aquí, ahora sí para cerrar, una pequeña muestra de sus miradas, palabras y experiencias:


 

Mi experiencia en el colectivo a nivel personal sí me gusto y fue muy buena. Me deja nuevos aprendizajes como el poder participar y colaborar en conjunto, y al realizar las actividades me sentí incluida porque así me hacían sentir.


Yo veo desde trabajo social colectivos que se preocupan por su comunidad y llevan su trabajo hasta ahí y eso es hacer trabajo comunitario, habla que son sólidos y organizados y que todo el tiempo estén buscando maneras para poder implementar un proyecto nuevo para su comunidad.


Finalmente puedo decir que fue agradable pero también triste ver la situación real que vive cada niño entorno a su casa, y para esto debemos buscar la manera de crear un espacio que les brinde armonía y paz. Es motivante saber que hay jóvenes como ellos y yo preocupados por brindar un espacio que genere bienestar y aprendizajes.


Sarahi Jiménez Gómez

 

Sin duda alguna fue una experiencia que desde mi punto de vista me ayudó a crecer, como profesional y como persona. Aprendí acerca de mi carrera, la importancia de aplicar técnicas tales como la observación, las entrevistas, la interpretación, aplicación de actividades y los diarios de campo. Aprendí a agradecer y cuidar a la naturaleza, y que no pasa nada si me ensucio las manos de tierra, me las lavo y listo. Aprendí la importancia de preocuparse por el otro, de tener interés por el otro, me sentí muy feliz con ver que la comunidad de la Unidad Morelos defendiera y lograra recuperar sus áreas comunes, ver la unión que se generó en la comunidad de Tehuixtla, y ver que en ambas comunidades se creara un lazo de comunicación, y ahora también con la comunidad FEST, ya que la gente quedó agradecida con nosotros por haber contribuido en sus espacios, y nos expresaron ganas de querer participar en un futuro proyecto dentro de la facultad; y creo que de eso trataban estas prácticas, de hacer crecer nuestros tejidos sociales. También me llevo el aprender a trabajar en equipo, conocer a Maryfer fue muy lindo. Creo que hicimos un muy buen equipo y me gustaría volver a trabajar con ella más adelante. Me quedo muy agradecido con Fundación Comunidad, especialmente con Alij porque a pesar de que el semestre pasado no daba una, creo que él guardaba un poco de esperanza y no dejaba de interesarse en cómo me iba dentro de las prácticas. Y obviamente con la profesora Lliny, porque de no haberme puesto donde ella quiso tan lejos de lo que yo quería, no hubiera vivido esta experiencia y aprendido lo que ahora sé.

Jesús Mendoza.


 

Cuando Fundación da a conocer los colectivos no había uno que llamará tanto mi atención, no me llamaba la atención trabajar con niños ni con una cooperativa ni mucho menos con un teatro pero dije yo quiero trabajar con adultos mayores pero no había ya cuando Alij nos platicó del colectivo qué hacía huertos comunitarios dije “bueno, me gusta la naturaleza. Me puedo insertar aquí y ver cómo trabajan”. Ya después que me inserte al colectivo fue interesante saber por qué estaban ahí, porque la comunidad se preocupaba por su espacio, ya que había gente externa que se querían adueñar de esos espacios para hacer casas, para tirar basura. Entonces la comunidad se dio cuenta de esa necesidad. Tenían que hacer algo por su por sus espacios y el preocuparse por aprender algo nuevo que no sólo eran para ellos sino también para sus familias y poder aprovechar y saber el trabajo que cuesta el hacer un huerto. En Tehuixtla llama mi atención que el padre de la iglesia se preocupa por tener a los niños, a la gente a la comunidad ocupada en algo mejor y aprovechar esos espacios que tienen en la iglesia para hacer huertos con ayuda de los niños y de sus padres. En el centro de Jojutla estaba el huerto principal. Era muy bonito ver el trabajo que se fue haciendo, el aseo que se logró con la comunidad el que pudieran participar voluntariamente yendo a cuidar el huerto. Pero más que nada en estas prácticas comunitarias me llenan satisfactoriamente ya que me gustó mucho trabajar con Jesús y Maylin. El ver su falta de interés y que ya después les haya gustado que yo pudiera junto con la comunidad poder hacerlos cambiar y hacerlo sentir más cómodos me gustó mucho. Por lo que ahora doy gracias a la Fundación por estar al pendiente, por ayudarnos y siempre preocuparse porque nosotros también aprendiéramos algo más, dándonos talleres. Y a la profa Lliny por estar siempre al pendiente de nosotros, que estuviéramos bien, que nos sintiéramos bien en esta práctica fue una experiencia que me voy muy bien, muy feliz de trabajar con mis compañeros, con el colectivo, con la comunidad, con la maestra y con la Fundación. Me deja mucho. Sin duda alguna volvería a trabajar con ellos.


Maryfer Hernández

 

Mi experiencia en el colectivo Flor de Agua fue bastante buena, la verdad es que en lo personal no me agradaba mucho la idea de ir hasta Xochitepec y quería estar con mis amigos. Ahora qué concluyen las prácticas puedo decir que fue la mejor experiencia y que por algo pasan las cosas, nunca pensé trabajar tan bien con mi compañera Sara y poder decir me gusta ir todos los sábados hasta Xochitepec.


Este semestre aprendí mucho, empezando porque nunca había participado con infancias, la verdad es que me agrado bastante y me motivó mucho el poder ver cómo los niños tienen esas ganas por el aprender y están dispuestos a participar en todo momento.


El trabajo que hace el colectivo es de admirar ver su proyecto me motiva y me hace confirmar que si se puede transformar un entorno.

Leslie Vianey Gutierrez Marino





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