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Palabras de nuestra Fundadora

Gabriela Videla

Fundadora de Fundación Comunidad A.C.




A la querida Fundación Comunidad y sus miembros,


Quiero aprovechar esta coyuntura inesperada de la renuncia de María Isabel Hernández Vega a la Dirección de nuestra ya adulta Fundación y la llegada de un nuevo o una nueva Directora (al momento de escribir este relato no sé si ya se ha nombrado)  como también al hecho de mi participación cada vez más limitada simplemente por razón de vejez o muchos años de vida, ya casi 89, para una reflexión acerca de esta criatura social forjada entre muchos y ya también entrada en años, con más de un cuarto de siglo, si no cuento mal.


Me tocó ser una de las madres y también partera de ella, en tiempos de nuevos aires sociales y políticos que rompían el férreo sistema corporativo, donde casi no cabían iniciativas ciudadanas.  Y muy pocas existían.  Ellas fueron pioneras como organizaciones no gubernamentales, cuando aun no existía claramente en el país el concepto de lo civil, lo ciudadano, que hoy nos congrega, nos arropa, nos impulsa a horizontes más amplios y profundos para entender y atender la complejidad de la sociedad actual.  


Las fundaciones comunitarias nacíamos en México para reconocer lo comunitario, para entender la trama, calidad y dimensión de su tejido, y de ahí, en la base de la pirámide social, crear con la gente nuevas formas de relación y organización: más democráticas, más participativas, más humanas, con el sello de su cultura e idiosincrasia y bajo su dirección y responsabilidad: tarea no fácil, pero ineludible, sello y razón de ser de las fundaciones comunitarias.


A veces a tientas, otras veces apoyada en la experiencia de otras, también nuevas fundaciones comunitarias, hemos caminado esta corta historia, buscando ser lo que decidimos ser, con el apoyo de personal y directivos en proceso de aprendizaje de cómo ser una fundación comunitaria, en proceso de aprendizaje, análisis y en comunicación con otras fundaciones semejantes reunidas en la alianza  de fundaciones comunitarias llegamos al último tramo hasta aquí, entre 2014 y este inicio de año, en el cual, luego de críticos momentos de búsqueda definitiva de identidad y de manera de actuar en comunidades morelenses, llegó como Directora María Isabel Hernández Vega, que justo en estos días ha decidido dejar la dirección, tomarse un descanso y pensar en su actividad futura.


No creo pueda aquí hacer un detallado análisis de estos 9 años de su dirección. Eso seguro lo está haciendo el Consejo y el equipo de trabajo que la ha acompañado y construido con ella lo que es la fundación hoy: una organización reconocida en la entidad por decenas de grupos y comunidades  en la mayoría de los municipios por su  servicio profesional de educación y de organización comunitaria  por parte de un equipo en permanente capacitación, con importantes logros en sus procesos y proyectos, y en la formación de liderazgos locales activos y comprometidos en nuevas formas de desarrollo  local. Sobre esa base de trabajo la Fundación Comunidad inicia este año una nueva Dirección. Auguramos éxito y nuevos frutos valiosos para la comunidad morelense y más.


De María Isabel quiero destacar su dedicación y su profesionalismo en diferentes áreas de su trabajo y su decisión de ir mucho más allá cualitativa y cuantitativamente de su función inicial en la Fundación para constituirse en una Directora capaz de crear  y apoyar una Área Administrativa Profesional, de crear un Sistema de Recaudación de Fondos y ser ella una  excelente recaudadora en lo nacional e internacional, con la capacidad de manejar los exigentes requisitos contables, administrativos y de rendición de cuentas que dejan a nuestra organización no sólo con un sólido financiamiento para el año actual, sino también, importantes posibilidades para el futuro.  


No menor es el mérito de trabajar por la mayoría de sus años de gestión con un equipo que ha logrado un importante grado de profesionalización en las áreas de desarrollo y gestión de proyectos sociales. En suma, son muchos y serios los activos con los cuales cuenta hoy Fundación Comunidad.


Para María Isabel, gracias desde el corazón y del reconocimiento objetivo a lo mucho, a lo profundo y a lo amplio de su trabajo profesional, a su actitud de construir con alegría y dedicación, con todos los niveles del trabajo: el directivo con el Consejo, el operativo con las distintas áreas y líneas, y el comunitario, con la escucha, la relación y empatía con lo local, lo popular. 


A Isabel, después de un merecido descanso, le deseo éxito y realización en las tareas que emprenda en alguna o más áreas de sus muchos talentos. Y un enorme, sonoro GRACIAS por ayudarnos, a hacer, con muchos otros y otras, una verdadera fundación comunitaria, esa que hace más de 25 años soñé, sin más activos que el sueño mismo que brotaba parecido, sin comunicarnos, en varios estados de México y en otros países.


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